Ultrasonidos
Fisioterapeuta aplicando ultrasonidos para tratar el tobillo de un paciente.
La terapia de Ultrasonidos es una de las técnicas más utilizada en Fisioterapia, y se emplea principalmente como terapia para aliviar el dolor. Pero, ¿para qué sirve?. El motivo de la pregunta es que durante su aplicación los pacientes no sienten ningún efecto físico que determine que el equipo esta ayudando a curar la lesión.
Una característica que define los Ultrasonidos es la de ser un tipo de onda terapéutica no electromagnética. Esto se debe a que es una onda asociada al sonido, por lo que necesitará un medio de transmisión para transferir su energía. Los medios más empleados son el gel conductor y el agua. Las ondas electromagnéticas no necesitan contacto para transmitir sus efectos.
A diferencia de la aplicación del calor y frío (que reportan sensaciones inmediatas), los Ultrasonidos no transmite estos cambios. Por eso, es fundamental el conocimiento profesional para conseguir unos resultados positivos a la hora de aplicarlo.
Frecuencias de los Ultrasonidos Terapéuticos
- Frecuencia Alta: tiene poca penetración. Indicado para tratamientos superficiales (3 Mhz).
- Frecuencia Baja: posee una mayor penetración. Utilizado en tratamientos profundos (1 Mhz).
Lesiones en las que utilizar los Ultrasonidos
Esta técnica se utiliza para el tratamiento de múltiples patologías:
- Algodistrofia y rigideces.
- Capsulitis.
- Ciáticas.
- Espondilitis anquilopoyética.
- Hematomas.
- Lesiones ligamentosas.
- Lesiones de partes blandas.
- Lumbociática.
- Lumbalgias.
- Periartritis.
- Reabsorción de edemas.
- Retracciones de aponeurosis palmar (dupuytren).
- Sinovitis post traumáticas.
- Tendinitis.
Tipos de Ultrasonidos
- Continuo: se controla su dosificación mediante la aparición del dolor perióstico si hay sobrecarga térmica local. Está contraindicado en procesos inflamatorios agudos, traumatismos recientes, zonas isquémicas o con alteraciones de la sensibilidad.
- Pulsado: es la emisión utilizada actualmente por sus efectos positivos sobre la inflamación, el dolor y el edema. Es la indicada en los procesos agudos e inflamatorios ya que con parámetros adecuados que carecen de efectos térmicos. Al no producir dolor perióstico, se carece del aviso de sobredosis y hay que ser prudentes en las intensidades medias y altas.